El aire es espeso. Las copas de los árboles son testigos inmóviles de la opresiva humedad, de la opresiva angustia que provoca en su corazón el recuerdo. Nunca es tarde para cambiar el destino. Él se levanta, y compra por fin el pasaje de vuelta.
miércoles, 8 de octubre de 2008
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1 comentario:
Muy bueno, viejo. Me trajo un viejo recuerdo al mate.
un abrazo.
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